Siendo maestro de Ciencias Sociales en tercer semestre de bachillerato, un día pregunté a mis alumnos si alguien tenía claro cual era el significado de la palabra felicidad, y aunque recibí múltiples respuestas, todos los alumnos en unanimidad expresaron no tener una idea clara, fuera de empatar la idea de felicidad con la posesión de bienes materiales, con una idea de éxito en términos económicos, con la ausencia de tristeza y en el mejor de los casos con la idea del amor familiar. No debe extrañarnos que en un mundo en el que se prioriza en la obtención del placer inmediato y sensorial (hedonismo) que nuestros jóvenes asocien la idea de felicidad con la del placer y materialismo. Esta claro que la idea de felicidad que hoy priva se encuentra fuera de la persona y solo se obtendrá de un bien externo; como ejemplo hace poco escuché a una persona decir que su felicidad estaba asociada con la idea de estar con alguien a quien dice amar, pero que de momento esa persona se encontraba con alguien más; es decir su felicidad esta sujeta a una situación que esta fuera de su control, sujeta a la incertidumbre.
Dada la cantidad de expectativa y de comentarios que cause en mis alumnos con el tema de la felicidad, les propuse llevar a cabo una dinámica que consistía en la exhibición de una película para todos ellos en la escuela; la película que exhibí lleva por titulo "El Día de la Marmota" (aunque en México también se le llamó "Hechizo del Tiempo) protagonizada por el actor Bill Murray. Trata de un meteorólogo que va hacer un reportaje a un pueblo y del que por inclemencias del tiempo tiene que pasar la noche ahí, así que cuando despierta descubre que vuelve otra vez a vivir el mismo día (la misma fecha) y lo mismo ocurre una y otra vez, así que cuando el protagonista asume que esta condenado a vivir el mismo día aprovecha su "gran poder " de anticipación y empieza a dar rienda suelta a sus deseos, ya sea comiendo en exceso, seduciendo mujeres y procurándose dinero a montones, y lo que en apariencia es una vida envidiable, comienza a ser para él una vida vacía, lo que lo lleva a optar por el suicidio; sin embargo y a pesar de haberlo intentado múltiples veces, siempre al día siguiente de su suicidio despierta nuevamente en la cama del hotel para vivir otra vez el mismo día. Finalmente da un giro radical a su "día" y empieza a cultivarse, escucha música clásica, aprende a hacer esculturas en hielo, a tocar el piano, lee poesía, estudia libros de medicina y muchas cosas más; así su carácter antipático y cruel, se vuelve mas fraterno y con el conocimiento de lo que ocurrirá durante el día, empieza a ayudar a múltiples personas de múltiples formas. Al final de la película despierta ya en el día siguiente, poniendo fin así a repetir el mismo día. ( hay análisis de la película que estiman que por lo menos pasaron 10 años antes de que pudiera vivir el día siguiente).
Al terminar la película pregunté a los alumnos si asociaban el mensaje de la película con el significado de la felicidad, y la respuesta fue unánime y afirmativa. En la película el protagonista descubre las capacidades creadoras del hombre en las ciencias y en el arte, después descubre sus propias capacidades y finalmente pone esas capacidades a disposición de los demás. Es entonces que se siente pleno, completo y trascendente, siente reconocer su papel en el universo y también sus limitaciones, y en ese camino reconoce el amor. En resumen se encuentra satisfecho con su vida. Feliz.
El mundo actual nos aleja de nuestro centro interior, los cultos a lo material, al placer, a lo inmediato, al ego, solo son trampas líquidas que no podemos retener, y nos dejan vacíos imposibles de llenar, además de que crean entre nosotros y los demás vínculos fugaces, carentes de calidez y solidez, como lo anticipó el sociólogo Zygmunt Bauman.
Dejo preguntas al aire: ¿Vivimos el Día de la Marmota? ó ¿Vivimos en pos de buscar nuestros dones y talentos y ponerlos al servicio de los demás? ¿Somos Felices?
Podríamos empezar por detenernos en el aquí y ahora, reconocer que nuestro tiempo en el mundo no es ilimitado, recuperemos nuestra capacidad de asombro en lo bueno que ha hecho y hace el hombre mismo, busquemos nuestra edificación en ello, y reconozcamos el tanto bien que tenemos para dar y recibir. Depende de nosotros la reconstrucción de una gran familia humana.
Para quienes caminamos en la fe, reconocemos que el mas alto mandamiento es "Amar al prójimo como a uno mismo", porque de manera integra se conjugan, el amor depositado en nosotros de un Dios que nos hizo a su imagen y semejanza, el descubrimiento de ese amor y la ilimitada capacidad del hombre para darlo, y también la enorme capacidad de replicarlo de quien lo recibe.
Dios, el yo y el nosotros en una dinámica integradora de amor que salva al mundo.
Dios, el yo y el nosotros en una dinámica integradora de amor que salva al mundo.
Rezamos y Agradecemos Juntos