lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Me compras una manzana?

Hace poco más de una semana llevé a mi familia a una fiesta mexicana con motivo del grito de independencia; una verbena popular cuyo centro eran los familiares de desaparecidos en el Estado. Hubo testimonios de mucho dolor, y toda la vendimia que iba desde cena, loteria, bazar, dulces, etc. buscaba el objetivo de recaudar fondos para apoyar a estas familias. Esa noche fuí testigo de un hecho singular; Se acercó a nosotros una señora que vendía manzanas cubiertas de chocolate, mi hijo de 12 le preguntó el costo y ella respondió "se venden por 20 pesos" mi hijo solo contestó. gracias; Una vez que la señora se retiró mi hijo volteó a ver a su madre y le dijo: "Que caras estan las manzanas", mi esposa le explicó que un familiar de esa señora estaba desaparecido y que ella con ese dinero quería ayudarse a seguir buscandolo, después le preguntó: ¿Y tú, en cuanto venderías esas manzanas si yo estuviera desaparecida? La respuesta fué pronta: "en cien, en mil en lo que fuera" después ví a mi hijo muy serio entregado a sus pensamientos por un momento, luego se paró y compró 5 manzanas para toda la familia. Entonces comprendí que un niño de 12 años era capaz de empatar en su corazón el dolor ajeno. Fué una noche fraterna y solidaria sin duda.

¿Y nosotros que decimos, que ofrecemos, que compramos a nuestros hermanos que padecen los dolores de la violencia, la pobreza, la injusticia, la enfermedad, el abandono?

El evangelio de Juan (5 5,7) nos regala un pasaje muy revelador: Betesda era un estanque en Jesusalem, donde ciegos, cojos y paraliticos esperaban el movimiento del agua, porque un Angel descendia de tiempo en tiempo y agitaba el agua, y el primero que descendia al estanque despues del movimiento quedaba sano de cualquier enfermedad, y ahí habia un hombre con 38 años enfermo al que Jesús le pregunta si desea ser sano, y aquel hombre le responde, que no tiene quien le ayude, ya que cuando se agita el agua , otro entra antes que él..entonces Jesús sana a aquel hombre, y nos muestra su gran compasión, y la sencillez de ser solidario con el prójimo.

Valdría la pena reflexionar, en la historia, en el pasaje de la escritura y empatarlo con lo que hacemos nosotros ante tanto dolor que hay en la gran famila humana.

"Señor Jesus no permitas que mi corazón se muestre indiferente ante el dolor del prójimo, enseñame a descubrir el gran tesoro que Dios padre depositó en cada uno de los hombres, el tesoro del AMOR. Amén"

Rezamos y Agradecemos Juntos!

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