viernes, 14 de octubre de 2016

VIVIR

"La vida es corta; enamórate joven doncella, 
antes que el color carmesí de tus labios desaparezca, 
antes que la apasionada sangre se enfríe - porque no hay mañana. 
La vida es corta; enamórate jovencita, 
mientras tu pelo sea aún negro,
 mientras tu ardiente corazón no se haya enfriado aún 
 porque el día de hoy no regresará."

Canción: "La Vida es Corta" de la película Vivir de Akira Kurosawa


En la película Vivir de Akira Kurosawa de 1952 el personaje principal el Sr. Watanabe es un hombre de mediana edad que se entera de que le quedan pocos meses de vida debido al cáncer de estomago que padece y se da cuenta que ha desperdiciado los últimos 30 años de su vida en "nada", sumido en su puesto como funcionario público en la burocracia japonesa. Lamentándose profundamente por ello, decide sacar parte de sus ahorros del banco para gastarlos en "vida"... juego, mujeres, vida nocturna, alcohol ("durante años fuiste esclavo de la vida y ahora que estas a punto de perderla quieres ser su amo" le diría entonces un compañero de juerga). Transcurrida una semana de juerga el señor Watanabe no encuentra consuelo ni sosiego. Entonces se apega cautivado a una jovencita chispeante llena de vida, quien le dice que trabajar e impactar en la vida de los demás es lo que produce en ella tal estado de felicidad; Así decide ayudar a un grupo de personas que desean tener un parque en su barrio, enfrentándose a la terrible e insensible burocracia de la que el forma parte. Su tesón dará frutos y el parque es finalmente construido, siendo ahí en un columpio donde finalmente pierde la batalla contra la muerte una noche de invierno. El policía que lo encontró diría haberlo visto horas antes y haber pensado que aquel hombre estaba embriagado ya que cantaba en aquel columpio. Y ciertamente estaba embriagado, pero no de alcohol, estaba embriagado de vida por haber ayudado a construir aquel parque que hacía feliz a niños y a grandes. Al final de la película llega gente de ese barrio a su funeral para rendir honor y gratitud  al hombre que tanto les había ayudado. La vida del sr. Watanabe había trascendido. 

La muerte es lo único garantizado para cualquiera que llega a este mundo y sin embargo vivimos pensando en un mañana eterno como si tuviésemos tintes de inmortalidad; la presencia de la muerte resulta tan lejana, como si fuera solo exclusiva para la vejez avanzada. Y así nos damos entonces un terrible lujo tal como lo hiciera el personaje de la película... desperdiciamos vida. Ya sea porque la malgastamos, la postergamos, la paralizamos, o simple y sencillamente no la usamos. Creo con tristeza no estar muy alejado de la realidad.

Propongo un sencillo ejercicio de reflexión: Si nos quedaran solo pocos meses de vida, ¿en que los gastaríamos? ¿Cual sería entonces nuestra Bucket List (cosas por hacer antes de morir)?... y... ¿cuales de esas cosas de la lista podríamos hacerlas desde hoy mismo?... va un par de últimas preguntas: ¿Consideras que vives una vida a plenitud? ¿Que trascenderás cuando mueras?... Quizás profundizar en estas preguntas nos ayude a reconsiderar algunas cosas a partir de hoy. La vida es más corta de lo que nos imaginamos y el tiempo apremia. Estoy seguro que todos tenemos tanto por hacer y también tanto por liberarnos... Dice algún libro de Anthony de Mello: "Ligero de Equipaje"...sugiriendo que así es como debemos de andar por la vida.

Para los que caminamos en la fe, la muerte ciertamente es un puente que nos conduce al seno de Dios Padre; sin embargo no podemos transitar por ese puente con manos vacías cuando somos depositarios de abundantes dones y de abundante amor. Preguntemos nos entonces... ¿Llevaremos suficientes frutos con lo que nos fue dado?  ... La vida cristiana de muchos Santos empezó ya entrados en años, y sin embargo son ejemplo de abundante amor y plenitud. Al final será como nos dice San Juan de la Cruz, doctor de la iglesia: "En el atardecer de nuestras vidas, seremos juzgados por el amor".

Rezamos y Agradecemos Juntos!!!



Demian Garza

miércoles, 24 de agosto de 2016

Nuestra Triste Realidad Virtual (ó la Globalización de la Indiferencia)

"Es cierto que la actitud del indiferente, 
de quien cierra el corazón para no tomar en consideración a los otros, 
de quien cierra los ojos para no ver aquello que lo circunda
 o se evade para no ser tocado por los problemas de los demás, 
caracteriza una tipología humana bastante difundida
 y presente en cada época de la historia. 
Pero en nuestros días, esta tipología ha superado 
decididamente el ámbito individual para asumir una dimensión global
 y producir el fenómeno de la globalización de la indiferencia"

Papa Francisco en la XLIX Jornada Muncial de la Paz

Es innegable el efecto en las emociones de la gente que generan los vídeos virales en las redes sociales y en el Internet. Así la muerte de un gorila genera indignación, una madre golpeando a su hijo enojo evidente, un río contaminado abundante frustración y un acto de prepotencia la exigencia generalizada de justicia. En caso contrario un vídeo espiritual nos hace sentir bien, uno gracioso nos anima el día y un bebe recién nacido nos genera abundante ternura; y todas esas emociones nos suceden con frecuencia estando solos frente a la pantalla del computador o a la del teléfono celular. Aquí la gran pregunta: ¿Podría ser que el solo hecho de ver un vídeo "edificante" nos pueda hacer sentir tan bien que nos sintamos suficientemente satisfechos con nosotros mismos? ¿Que indignarnos frente a la pantalla por ser testigos "virtuales" de una injusticia nos sea suficiente? ¿Que darle me gusta, enojo, asombro, compartir, favorito etc. a un vídeo o a una causa nos haga activistas? 

Durante mucho tiempo en una organización de Derechos Humanos donde participé hablábamos de la necesidad de hacer visible a la sociedad casos de injusticia, que solo así podríamos generar apoyos solidarios; hoy esa visibilidad es real gracias a las redes sociales, sin embargo tristemente damos cuenta de que tal visibilidad en redes no se tradujo en apoyos solidarios para esas tristes realidades que viven muchas personas. La ecuación aquí dicta que un like es profundamente distante de un gesto activo de solidaridad. Y así podríamos ir desmenuzando cada gesto virtual frente a cada gesto real del individuo y quizás encontremos solo una disociación humana.

Un informe reciente revela que más del 60% de los niños y adolescentes de entre 11 y 16 años prefieren estar conectados a Internet que frente a un televisor. Y estos mismos niños y adolescentes afirman que estar "desconectados" es estar socialmente muertos. Añadamos a esto que ellos pasan más de 3 horas diarias conectados al Internet. Preocupante pensar que esa conexión virtual venga aparejada de una deshumanización que de pie a la globalización de la indiferencia de la que habla el Papa Francisco.

Debemos atravesar lo virtual para conectarnos de una manera real con el otro. Si un me gusta o compartir en redes es suficiente para darnos tranquilidad de conciencia, algo esta funcionando mal.

Para quienes caminamos en la FE, nos queda claro que toda el caminar de Jesús a lo largo de los evangelios fue mas allá de lo místico o sobrenatural, una autentica experiencia de misericordia (que es justo lo contrario a la indiferencia) frente al más pequeño. Jesús no resucita a Lázaro a distancia, ni a los ciegos, ni paralitico los hace ver o caminar a distancia, no, Jesús va al encuentro de ellos ó bien se deja encontrar por ellos. Incluso en el caso del hijo del oficial judío de Herodes Agripa a quien Jesús sana a distancia, el encuentro de la misericordia se da justamente con el padre.

Debemos en todo caso aprovechar lo virtual y conectarnos más intimamente con las realidades del mundo, aún y cuando existan cosas en él que no nos gusten, porque justo son esas áreas de oportunidad las que nos deben animar a construir la Gran Familia Humana de la que formamos parte. Es impostergable como dice el Papa Francisco "Vencer la Indiferencia y Conquistar la Paz"

Rezamos y Agradecemos Juntos!

lunes, 8 de agosto de 2016

Donde las Calles no tienen Nombre


…Quiero resguardarme de la lluvia venenosa
Donde las calles no tienen nombre…
…Te mostraré un lugar
En lo alto de la llanura desierta
Donde las Calles no tienen Nombre…


El título de esta reflexión lo tomé de una canción del grupo irlandés U2, de quien se dice que Bono su vocalista al escribir la letra se basó en dos experiencias que marcaron su vida; la primera las de las calles de Belfast en Irlanda del Norte donde con solo saber en que calle vive una persona se sabe también su religión y su posición social. La segunda el viaje con su esposa en una misión de ayuda humanitaria a un campamento de refugiados en Etiopía donde vivían cientos de miles de refugiados.

En algún punto parecen tristemente coincidir ambas experiencias con nuestro mundo actual; ahí  la triste e innegable realidad de la división de la sociedad. Alguien decidió poner al hombre etiquetas económicas, religiosas, ideológicas, deportivas, culturales y hasta de color de piel y lo que pudo ser una fortaleza en la riqueza de diferencias devino en una gran debilidad llena de desconfianza, desunión y división, partiéndonos así en miles, o cientos de miles de micro sociedades y porque no decirlo micro soledades.

Tengo la certeza de que somos muchos quienes deseamos derribar las cercas invisibles que nos dividen, las que generan violencia, las que no permiten la fraternidad, las que nos aíslan, con las que aislamos, las del ojo juicioso y justiciero, las que amurallan y etiquetan, las que condenan y empujan al exilio, las que arrancan siempre un pedazo de nosotros en el rechazo del “otro”, las del grito angustiado y el silencio prolongado, las de la marginación, las de heridas profundas y cicatrices dolorosas… Esas son las cercas que nos imposibilitan la construcción de una Gran Familia Humana… ahí Donde las Calles no tienen Nombre.

Para quienes caminamos en la fe, esas calles que no tienen nombre se hacen visibles en los pasos de Jesús entre cobradores de impuestos, judíos, samaritanos, romanos, etc. y esos pasos los podemos imitar con la formula de la misericordia planteada en Mateo 25, 31-46 (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar al enfermo, visitar al preso y enterrar a los difuntos). Empezar a transitar por esas calles es impostergable.


Rezamos y Agradecemos Juntos!

martes, 17 de mayo de 2016

Y CON ALEGRÍA…

"La sociedad tecnológica ha logrado multiplicar
las ocasiones de placer, pero encuentra 
muy díficil engendrar alegría"
Papa Francisco
La Alegría del Evangelio

Hace algunos años mi esposa y yo trabajamos en un apostolado para matrimonios en crisis de la mano de un sacerdote de la comunidad (ahora Obispo); recuerdo bien que no fueron de ninguna manera días de miel sobre hojuelas en muchos sentidos; mi esposa y yo nos sentíamos muchas veces cansados, frustrados, incomprendidos y hasta tristes en ocasiones por no poder empatar nuestros corazones con otros miembros del equipo. Entonces renovábamos fuerzas y con aquel sacerdote decidíamos seguir adelante con compromiso, con mucha convicción, con entrega…y aquel sacerdote siempre agregaba a nuestras palabras: “Y con alegría”…Y a cada plan y esfuerzo, el sacerdote volvía  añadir “Y con alegría”… Era claro que sin ese ingrediente, todo esfuerzo no tendría un sentido pleno.

En un mundo como el que hoy vivimos, lleno de egoísmo, materialismo, hedonismo, superficialismo, en el que el muchas personas van sintiendo un vacío cada vez más grande y en el que el estrés ha tomado como aliado a la depresión ¿como podríamos decirle a alguien que le agregue a su vivir: “Y Con Alegría” ?  ¿Y la gente que sufre? ¿Podríamos atrevernos a decirles que vivan con Alegría?. Tengo meses pensando en estas preguntas y en mi sentir solo encontré una respuesta: La alegría de ellos somos nosotros. Nosotros debemos ser agentes de la Alegría. En ti y en mi está esa posibilidad de que quienes miran hacia el vacío vuelquen su mirada a lo mucho de lo bello de este mundo…que quienes sufren encuentren en nuestra solidaridad, la esperanza, y que sea esa esperanza la que les permita ver lo hermosa que es la vida a pesar de las adversidades y sufrimientos. Es así que nuestra propia alegría debe ser el impulso hacia quienes la necesitan; De otro modo, sin nuestra donación al otro seríamos en nuestra terrible comodidad parte del mismo circulo de egoísmo que  destruye lo virtuoso que hay en el ser humano.

Para quienes caminamos en la fe un dato: La palabra alegría aparece 269 veces en la Biblia, 206 en el Antiguo Testamento y 63 en el Nuevo Testamento. La Alegría es claramente fruto de la presencia de Dios en el cristiano. Y es esa presencia la que nos impide ser indiferentes y nos empuja a ser cercanos y compasivos con el prójimo, ese próximo que más nos necesita. La alegría se convierte así en un imperativo en la vida espiritual; finalmente les dejo una frase de San Francisco de Sales muy propia que dice: "Un Santo triste es un triste Santo”.

Rezamos, Agradecemos y nos Alegramos Juntos!!!

Demian Garza