viernes, 22 de abril de 2011

Camino con Corazón

“Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita. Por eso antes de emprender cualquier camino, debes preguntarte, si ese camino tiene corazón.”
Don Juan a Carlos Castaneda
Las Enseñanzas de Don Juan

Me da miedo reconocerlo, pero a veces tengo la sospecha que los caminos de mucha gente no son los que realmente quisiera seguir, sino los que le son convenientes, impuestos o cómodos. Una persona que conozco y que logró un éxito económico, alguna vez me confesó que no se sentía pleno, que sus momentos de felicidad eran momentáneos, que cuando hacía algún viaje de placer, tan pronto iniciaba y ya deseaba que concluyera. También me contó una historia de sus tiempos de carestía y agregó: “En esa época me sentía más vivo”.
¿Será que el hombre al ir ganando al mundo se va perdiendo a sí mismo?
Dice en la biblia que “Donde está tu tesoro ahí está también tu corazón” (Mt. 6,21).  Y entonces la pregunta obligada, la que también obliga a una respuesta honesta:
¿Cuál es tu tesoro?
Una sociedad que atesora bienes materiales, placeres físicos, que crea ídolos, que se individualiza, que ve por sí y para sí, y deja a un lado el bien común, es también una sociedad que construye un dique, que detiene el caudal natural del Amor y sus manifestaciones (fraternidad, solidaridad, humanidad, espiritualidad, etc.).
Una sociedad herida y fragmentada, tiene que preguntarse sobre si su camino, tiene corazón o no. La justicia, la verdad, la paz y el amor, también llamados valores del reino, deben estar en el camino, dar y recibir, amar, abrazar y caminar es tan necesario hoy como siempre.
Yo mismo me pregunto constantemente si mi camino tiene corazón, si hay plenitud, si ayuda a cambiar realidades comunes, si rio y abrazo, o bien, si solo hay tristeza, egoismos y soledades.
Pensemos, meditemos y recemos en ello, y con fe sumemos corazones para que las cosas cambien. Puede pasar si queremos.
Por último quiero compartir que el de hoy caminé con una comunidad presenciando una representación del viacrucis; debimos ser poco más de 500 personas, y por un instante en medio de la multitud, pensé lo siguiente: “Cristo ahí adelante, sufriendo y agonizando por nosotros y nosotros detrás solo como espectadores, sin alcanzar del todo a comprender el misterio, así ha sido siempre, desde los tiempos…”.
Rezamos y Agradecemos Juntos!

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