lunes, 27 de septiembre de 2010

¿Dónde está tu hermano?

20 Septiembre 2010
Esta semana que pasó hubo entre muchos un acontecimiento que me causo profunda conmoción y tristeza, tiene que ver con el crimen de un estudiante de psicología hace mas de 2 meses y que ahora se sabe fue un compañero suyo quien decidió pagar para que le quitaran la vida, ¿el motivo? Una historia de celos y envidia según relataron a un medio local amigos del presunto responsable.
Pienso en los amigos de este estudiante y su actitud frente a los sentimientos negativos que expresaba o exhibía. ¿Le aconsejaban? ¿Se solidarizaban con él? ¿Eran “prudentes" y no le decían nada? ¿O simplemente no querían comprometerse “comprando” broncas ajenas? Vamos al meollo, ¿Podría alguien cercano a este estudiante, ahora criminal, haber cambiado el rumbo de las cosas?  ¿Salvado una vida?
Lo anterior nos lleva a una pregunta central: ¿Hemos perdido el sentido de fraternidad; o bien la hemos limitado a una convivencia solo en lo positivo? En el Antiguo Testamento existe una frase tan fuerte como violenta que tiene una actualidad que asusta o por lo menos debería preocuparnos, ¿Es que acaso soy yo el guardián de mi hermano?.
Se me viene a la mente los hogares en el que el tiempo de frio provoca que duerman varios juntos en una misma cama, aprovechando así la suma de colchas, pero sobre todo el calor de los cuerpos. Está claro que estamos pasando fríos como sociedad, y en lugar de “juntarnos” nos sentimos miedosos, inseguros y nos resguardamos del prójimo, o bien entramos en nuestras zonas de confort, donde no se arriesga, pero tampoco se espera nada. La actitud de Jesús a lo largo de los evangelios da cuenta de una formula “atrevida” que busca involucrarse en la realidad “del otro”. Zaqueo, la pecadora, la samaritana, etc., lo mismo que con los fariseos, publicanos, centuriones, etc.  Jesús los conoce, escucha, busca conocerlos, porque solo así se puede amar, se puede ayudar, se puede ser fraterno y solidario.Jesús nos propone no hacer oídos sordos a las necesidades del hermano, a su dolor.
Recuerdo hace algunos años haber tenido una desavenencia con una persona de grupo de amistades, me sentía enojado y ofendido, sin embargo deseaba reconciliarme, y no hubo una sola persona que ayudara a la reconciliación, nadie se comprometió, a todos les pareció que lo mejor era no meterse, o quizás algunos pensaron que otro lo haría o ayudaría, cosa que no pasó, y aquel pleito tuvo sus efectos colaterales. Si alguien me hubiese propuesto una tregua, un perdón sin condiciones, yo habría aceptado de inmediato, aún siendo yo el ofendido. Al final a falta de herramientas humanas, Dios hizo uso de sus herramientas divinas.
La biblia describe el sentido amplio de fraternidad en el siguiente versiculo: «Si ves caído en el camino el asno o el buey de tu hermano, no te desentenderás de ellos, sino que ayudarás a levantarlos» (Dt 22,4)
La fraternidad  es la fórmula para superar muchos de los problemas que nos agobian hoy en día, y estoy convencido que cuando respondamos con certeza a la pregunta ¿Dónde está tu hermano? Habremos dado el paso más trascendente en nuestras vidas, el paso al reencuentro del hombre y del hombre en esencia perfecta  con Dios.
Rezamos juntos! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario