lunes, 27 de septiembre de 2010

Aun hay esperanza

 9 de Septiembre de 2010

Vivimos rodeados de violencia, y nos volvemos violentos.Se llama contagio. Nuestra capacidad de asombro se diluye, se evapora, se quiebra.  Y justo cuando la desesperanza amenazaba con asaltarnos por completo, al norte de Chile, sucede una tragedia, un accidente en una mina, que provoca que 33 mineros queden atrapados a 700 metros bajo tierra con un pronóstico nada halagador. Como muchos recordé a los 65 mineros de Pasta de Conchos por quienes en el año 2006 poco se pudo o quiso hacer ya que a solo 6 días del desastre se “decidió” que la posibilidad de vida era nula acabando las labores de rescate a una distancia y profundidad mucho menor que en Chile.
Para fortuna de los mineros chilenos y de la humanidad entera, a diferencia de Pasta de Conchos, en Chile se decidió por una estrategia “diferente”, la estrategia de la Esperanza, la de la insistencia, la de la lucha, la del amor;  y rindió frutos; 17 días después se confirmó que los mineros siguen vivos, en el tubo de la perforadora escribieron a tinta roja “33 vivos, estamos bien”.
 Pienso en los millones de dólares que se “perderán” een la mina en los siguientes meses al rescate, y mucho pienso en la  balanza; la misma balanza de los Evangelios de Mateo y Lucas, cuando Jesús limpia al endemoniado de Gerasa que vivía en los sepulcros apartado de la gente, y cuya sanación dio como saldo la muerte de 2 mil cerdos, provocando tal monumental “pérdida económica”, que pidieron a Jesús salir de aquel territorio. 2 mil cerdos por un hermano es un precio muy alto para algunos, para Jesús el valor de uno solo de los hombres, de nosotros, lo merece todo.
En Chile la balanza ha estado siempre cargada al ser humano, al rescate, he visto los rostros no solo de los familiares de los mineros, ni del pueblo chileno, sino de muchos congratularse por dar espacio al amor, por el valor incalculable de la vida. El milagro de Chile no es un circo, nadie lleva mano, se trata de una acción convencida, humana, digna, que promete, que invita y que llena de esperanza.
27 días después del accidente nuestros hermanos mineros tomaron su primer comida caliente, y nosotros con ellos bendecimos, damos gracias y volvemos a creer. El hombre contiene a Dios, refleja a Dios; Para el hombre “Aún hay esperanza”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario