domingo, 31 de octubre de 2010

Tortura, verguenza del hombre.

“Isaías 53, 5: y eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados”.

Recientemente vi un documental sobre las torturas a que los soldados estadounidenses sometían a los presos en Guantánamo y Abu Ghraib y me sentí totalmente avergonzado por la crueldad  a la que podemos llegar el hombre y por  la impunidad y degradación que impera en el mundo. Mujeres y hombres torturados, escarnecidos y humillados son imágenes que lastiman. Lamentablemente la tortura no es exclusiva de los soldados estadounidenses, y se practica en todo el mundo.
La tortura es otro de esos temas incómodos para muchos, una de esas realidades que invitan a algunos a mirar a otro lado, y sin embargo la tortura sigue ahí. Para organismos internacionales como Human Rights Watch, Amnistía Internacional ó El Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas, la tortura en México es una práctica común; un ejemplo claro es su uso como método de interrogatorio para obtener confesiones en asuntos judiciales.
Como abogado con una visión en pro de los Derechos Humanos me ha tocado conocer muchas historias dificiles, y una de ellas fue hace mas de 13 años; era la de una persona llamada Rubén que estaba presa por robo de vehículos, y quien frecuentemente era víctima de golpizas y tratos degradantes por parte del personal de la prisión. Me tocó visitar  Rubén  muchas veces y ver las huellas de los golpes en su cuerpo, lo que denunciábamos una y otra vez y no pasaba nada, la complicidad e impunidad se hacían presentes.
El caso de él no era el único, muchas personas eran maltratadas pero tenían miedo de denunciar. El proceso de Rubén lo llevaba un abogado particular, nosotros por otra parte exigíamos el respeto a sus derechos humanos; en aquel entonces el personal del reclusorio no lo entendía y mucho me temo que mucha gente aún no lo entiende, en esta ciudad tenemos una muy pobre cultura de respeto a los derechos fundamentales del hombre, nos dominan muchos prejuicios.
Antes de que lo trasladaran a otro reclusorio Rubén nos regaló a la religiosa (directora de la A.C.), y a mí un par de zapatitos a cada quien tejidos al parecer con bolsas de papitas (los míos son los de la foto arriba) y nos escribió una hermosa carta en madera que aún conserva la religiosa en su oficina; recuerdo en las últimas visitas que le hice haberle dicho que lamentábamos no haber podido hacer mas y él me dijo: "Cada visita que me hicieron me sostuvo, me dio ánimos y mucha fe, en cada visita de ustedes Dios también me visitaba, cada vez que se indignaban por los abusos, me hacían creer en el respeto a mí mismo y en mi dignidad humana, tambien fortaleció mi esperanza". Hoy entiendo la liberación del espiritu como signo en los zapatitos que nos regaló Rubén.

Jesús tambien fue torturado; Fue golpeado de manera salvaje y con saña tal, que las escrituras afirman que era una masa deforme. De ese tamaño es la deuda del hombre con Dios, y de ese tamaño fue la respuesta y el amor de Dios al hombre. Jesús fue torturado y sus torturadores siguen presentes aquí y ahora. Se sigue torturando a Jesús en el hermano.
El antídoto contra la maldad es el AMOR  y su formula  nos fue dada por Jesús en Mateo 25,34-46; ver a Jesús en el preso, el enfermo, el hambriento, el sediento, el desnudo y el forastero es el boleto ganador, el golpe de timón que todo mundo en estos angustiantes tiempos necesitamos. Amar a los mas pequeños, es fortalecernos todos. 

Meditemos en ello y pidamos en oración que Dios nos empuje al amor; yo les comparto la mía:
“Te pido Señor por todo hermano  vejado, torturado, humillado, te pido por todos los presos y también personas privadas de su libertad, por todos los que defienden la dignidad humana y por todos lo que sufren persecución por buscar la verdad, la justicia, la paz, la alegría y el Amor pilares de tu Reino.” Amen
“Señor no permitas que mi indiferencia hacia las injusticias sea también una forma de tortura a mi hermano el más pequeño, ayúdame Señor a que mi corazón ame sin prejuicios, sin egoísmos, sin filtros.” Amen
“Hazme presente Padre de Amor, que ante ti soy desnudo porque tú me conoces mejor que yo, soy forastero porque en mi egoísmo me olvido de ti, soy hambriento y sediento porque bebo y como espejismos mundanos, soy enfermo porque te niego y también soy preso de mi carne.” Amen
¡Rezamos y Agradecemos Juntos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario