lunes, 4 de octubre de 2010

Uno al Azar

Hace algunos años vi un programa de televisión que me conmovió de sobre manera, lleva por nombre Random 1 que traducido puede ser “uno al azar”; el programa consiste en que dos tipos viajan en una camioneta vieja por todo Estados Unidos, y van teniendo encuentros en las calles con diferentes personas y conocen sus historias, luego deciden ayudarle a uno,  nunca con dinero, sino “conectándolo” con alguien más que acepte ayudar. Random 1 es una organización filantrópica encubierta.
Recuerdo un capitulo; el de un indigente, al que los muchachos de Random 1 le piden que cuente su historia, y él relata que abandonó a su familia por causa del alcohol y que tenía años de no verlos ya que le avegonzaba ser indigente. Luego lleva a los muchachos del programa a un bosque donde vivía con otro indigente en condiciones infrahumanas. Finalmente acepta la ayuda, “conectan” a un albergue para alcohólicos que ofrece un espacio para él y su rehabilitación, al final del programa narran como después de meses, casi un año, aquella persona sigue sobria, y que ya ha recuperado a su familia, todo ello porque “alguien se interesó en él”. Luego en otro programa esta persona a más de un año de haber sido ayudada acompaña al equipo de Random 1 por su amigo indigente, a quien reencuentran con su familia y le ayudan con su adiccion. Esos dos programas son de una belleza tal que  los grabé en un dvd y los ví con una persona de baja estima que sufría de adicciones, dandose cuenta que mas allá de cualquier cosa, existen caminos de regreso a casa.  Muy inspiradores resultaron en su vida, lo mismo que en la mía.
El programa me recuerda mucho a la parábola del buen samaritano, personas que son heridas por diversas circunstancias, a quien a nadie importan y que ellos “ven” se compadecen, ayudan, levantan, restituyen y aman, en cualquier orden y todo ello con mucha creatividad, sin la ayuda necesaria del dinero.
En nuestra sociedad hay mucha gente lastimada, herida, tirada en el camino, pero no los vemos; necesitamos como dice un querido sacerdote: “ver con ojos grandes” para ubicarles y amarles, y no pasar de largo camino a Jericó; a veces con miedo  tengo la impresión de que muchos confundimos la palabra Caridad con limosna y la palabra Compasión con lástima, ese es un camino  comodo y contrario al amor.
Esta semana pidámosle a Dios que envié a nuestras vidas, nuestro “uno a su voluntad", que le conozcamos escuchándole, que le amemos y que le ayudemos con creatividad incidiendo en su realidad. Podríamos empezar por decirle a alguien: ¿hay algo en lo que pueda ayudarte? Escuchar historias, y tomar el riesgo de una aventura fraterna, de amar fuera de nuestra zona de confort, eso sería dejar hacer a Dios su voluntad.
Podríamos insistir a nuestro Señor con esta pequeña oración:
“Señor Jesús a veces soy tan ciego; por eso te pido que me indiques el camino a Jericó porque tengo una cita con mi hermano”
Rezamos juntos!
Demian Garza

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